viernes, 25 de abril de 2008

Breves reflexiones sobre la República

La gran victoria de la izquierda sobre la derecha ha radicado en la apropiación de valores que nunca le han pertenecido pero que, sin embargo, una vez que se han consolidado como positivos, ha sabido atribuirse y rentabilizar en exclusiva.

Esto ha ocurrido, por ejemplo, con la Democracia. Mister Zeta, en un alarde de desvergüenza se atrevió a afirmar ante Mariano Rajoy en el segundo de los debates previos a las elecciones, que el PSOE había sido y era el eje central de la Democracia en España. Con un par. Pero ¿qué pasó? Lo que pasa siempre, nada, porque quien tenía enfrente no se creía suficientemente su papel y prefirió mirar hacia otro lado, dejarlo pasar, en vez de recordarle que si de algo ha sido eje central el PSOE ha sido de la corrupción y de la persecución de la libertad individual. Si por algo se ha caracterizado el PSOE ha sido por su lucha contra la consolidación de un sistema de libertades ciudadanas y de un auténtico Estado de Derecho que es el primer e imprescindible paso para alcanzar el Estado social (que no socialista, por cierto). Pero claro, Mariano debió creer que era mejor no meterse en ese jardín. ¿Complejos? Quizás.

El feminismo es otro de esos valores de los que se ha apropiado la izquierda en general y el PSOE en particular ¡Qué le pregunten a Clara Campoamor por el feminismo del PSOE! Pero sin embargo, ellos encarnan el feminismo y son los defensores de la mujer y de los derechos de las mujeres. Les es fácil en cualquier caso ganar todas estas batallas porque, por regla general, no tienen ningún rival que les dispute el terreno.

Estos son dos ejemplos como podía dar muchos otros (los iré dejando para otros días), pero el tema que me interesa tocar es el de la República. Hoy he leído una noticia en Periodista Digital que me ha recordado mi militancia republicana y lo difícil que resulta serlo en España desde la óptica de la Derecha. Desde la izquierda es fácil: la República es suya. Dejaron de reivindicarla oficialmente, pero las tricolores forman parte de su acerbo ideográfico del mismo modo que las camisetas del Ché. Y con el mismo significado: ninguno. No dejan de ser un adorno, algo con lo que molestar a los otros, a los que les ganaron la Guerra. El republicanismo de la izquierda española está al mismo nivel que su militancia pacifista, su antiamericanismo o los ataques a la Iglesia: pura propaganda simplista. De hecho, basta con hablar con alguno de estos republicanos para oír el más manido de los argumentos antimonárquicos: “es que la Casa Real cuesta mucho dinero”. Vamos, como si alguna institución del Estado fuera gratis. Pero ahí se quedan. Bueno, ahí y en la identificación de la II República (que es la suya, de la I República ni se acuerdan) con todas las bondades de la Democracia, la Libertad y cuantas cursilerías políticas se les ocurren (casi todas infundadas, por cierto). Pero la realidad es que el republicanismo es una exclusiva de la propaganda de izquierdas y que, precisamente por ello, es visto con rechazo por buena parte de la derecha, incluso la más liberal. De ahí que haya sido el PP el que condenara las palabras del Alcalde de Puerto Real al que se refería la noticia que he reseñado y que sea siempre el PP el partido que más se identifica con las tesis monárquicas.

El mantenimiento de la Monarquía fue una de las cuestiones innegociables durante la transición y ninguno de los partidos representativos se opuso frontalmente a ella. Bien es verdad que los partidos de izquierda no votaron el Título III de la Constitución, pero hasta ahora las reivindicaciones republicanas han sido muy minoritarias. Desde la derecha, nada: todos monárquicos o guardando las apariencias. El prejuicio de la derecha contra la República parte precisamente de la propaganda antirepublicana franquista que demonizó a la II República e hizo del régimen republicano un crisol de todos los males de la II. Al final, la derecha sociológica terminó identificando una cosa con la otra y, la continua reivindicación de la izquierda, terminó por espantar a todos los que huían del socialismo. Ni siquiera los numerosísimos desplantes del Rey a los líderes políticos de la derecha, ni su poco decoroso comportamiento han conseguido hacer mella en el discurso de “mejor este Rey que una República” que muchos tienen grabado en su subconsciente. Y basta con ver a los indeseables que suelen portar las banderas tricolores para que a muchos les de alergia sólo de pensar en un cambio de régimen, en una España sin Borbones.

Sin embargo, no tardará en llegar el día en que la reivindicación republicana tome la calle y, llegado ese día, ¿cuál será la postura de la derecha? Pues muy posiblemente la misma que tiene el PP cuando se tocan temas sensibles: escurrir el bulto, con lo que, mucho me temo, volverá a perder el tren de la calle y, nuevamente, dejará en manos de la izquierda algo que no le pertenece, porque la República es realmente la culminación de la igualdad de TODOS los ciudadanos ante la Ley, la forma de gobierno propia de un Nación de ciudadanos libres e iguales y la Libertad y la Igualdad no tiene –ni ha tenido nunca- cabida en el socialismo. El republicanismo no tiene nada que ver con tricolores, ni con La Pasionaria, ni con el laicismo, ni con los demás iconos de la izquierda; el republicanismo tiene que ver con la Nación, con España y con los españoles y no podemos permitir que se convierta en un valor exclusivo de una izquierda que ni cree en la Nación, ni cree en España.

La vertebración de un discurso republicano desde la derecha es una necesidad ineludible que, hasta la fecha, no tiene respuesta.

¿También a esto llegaremos tarde?

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