viernes, 29 de febrero de 2008

Federico

En la entrada anterior cité a otro Federico. Hoy no me refiero a aquél, hoy hablaré del otro, del de la COPE. En sus tiempos de La Linterna me costaba mucho aguantarlo. Me parecía un poco plasta; un poco no: muy plasta. De hecho, cuando empezó a dirigir La Mañana, echaba de menos a Luis Herrero. El estilo machacón de Federico y el simplismo que en ocasiones despliega me carga. Pero tengo que reconocer que, dejando al margen sus muchas batallitas, es el periodista con más fondo intelectual de cuantos pululan por los medios de comunicación y, por cierto, el más valiente para decir y defender aquello en lo que cree. Gustarán o no sus ideas, pero no creo que haya nadie que pueda decir que Federico ha cambiado su discurso en función de quién esté en el poder. Bueno, sí que lo habrá, pero mentirá. Ninguno de los que hoy lo denigran recordará las críticas feroces que desde La Linterna o La Mañana dirigía a los gobiernos de Aznar, más que nada porque, por aquél entonces, éstos que hoy se rasgan las vestiduras con la COPE, simplemente no sabían ni que existía esta cadena de radio. Hoy, sin embargo, la COPE en general y Federico en particular, se han convertido en un altavoz poderoso de las ideas contracorriente.

A lo largo de los siglos ha habido un número importante de españoles a los que les ha gustado remar contracorriente por el mero hecho de no dejarse llevar por los poderes dominantes en cada momento. Por el gusto de darle en las narices al poderoso. Unos tenían razón, otros no. Pocos de ellos triunfaron en su empeño pero, al menos, nos dejaron la semilla del inconformismo. Una semilla que no da tantos frutos como sería deseable pero que, sin embargo, está presente en la grey ibérica.

La sociedad española –como la mayor parte de las sociedades europeas, todo sea dicho- es por lo general conformista y acomodada, es una sociedad conservadora –de lo que haya- y poco ilustrada. Es una sociedad que mantuvo en el poder a un dictador cuarenta años y que, una vez muerto, lo denigra sin pararse a pensar que el odio brutal que ahora profesa al cadáver da talla a la ignominia de haberse sometido mansamente y durante tantos años al -hoy- tirano. Una sociedad seguidista, que gusta del mensaje facilón y el chascarrillo, más interesada en la vida sexual de cualquier fulano que en los problemas de la vida diaria. A esta sociedad han servido y vienen sirviendo casi todos los medios de comunicación en España. El mensaje fácil y de entendimiento democrático, el prejuicio, más que el juicio, gusta a la masa. Por el contrario, todo aquello que rompe con los planteamientos al uso, genera rechazo en la masa, perezosa en el entendimiento y ávida por obtener una respuesta sencilla a cualquier mensaje que trate de romper su modelo de sociedad.

Federico se ha convertido en la mosca cojonera más poderosa de cuantas yo recuerdo. Se ha enfrentado con las armas propagandísticas propias de la izquierda a la dictadura intelectual impuesta por el PSOE. Ha sido capaz de lanzar mensajes sencillos y opuestos a la corriente dominante y éstos han calado en una masa que se descubre inconformista y que empieza a cogerle el gustillo a su papel de oposición a la izquierda institucional. Su condición de apóstol del antizquierdismo, su antinacionalismo radical y su habilidad para formular un mensaje coherente y asimilable por un número muy importante de personas –esto es, simple- lo ha convertido en el mayor enemigo de los partidos de izquierda y del nacionalismo. Con una ventaja adicional frente a los propagandistas de la izquierda: su mensaje es deliberadamente simple -simplificado- pero goza de la solidez ideológica de la que carece la izquierda desde la caída del Muro. Por todo ello, hoy Federico se ha convertido en una persona que a pocos deja indiferentes y es identificado por la izquierda y los nacionalistas como la personificación del mal –sin duda, para ellos es un mal. Lo triste es que la masa no entiende de tonalidades: las cosas son blancas o negras. Las distintas tonalidades requieren más esfuerzo y comprensión del que cabe en una consigna y, desde la izquierda, la consigna respecto a Federico es clara: aniquilarlo. La aniquilación física en los años que corren es difícil y hasta está mal vista -¡qué tiempos los del camarada Stalin!-, la aniquilación social y moral, sin embargo, es asequible. Y en eso están.

Desde que a mí me interesa la política, no recuerdo una sola campaña en la que ningún partido nombrara a un periodista en un mitin o lo hiciera blanco de sus odios partidistas. No recuerdo a ningún político en campaña demonizar a un periodista o hacer pivotar sobre él su mensaje de descalificación del adversario. Ayer vi como Mister X –sí, sí, el de los GAL- nombraba a “Jiménez Losdemonios” para movilizar a los suyos... y los suyos aplaudían. Ayer escuché cómo, el que fuera Presidente de la Junta de Extremadura, se dirigía a los suyos con el siguiente mensaje: “Si gana el PP, gana Jiménez Losantos”.

¿Tanto miedo tienen a un periodista? ¿Tanto molesta a esta gente que alguien alce la voz y no les rinda pleitesía? ¿Tan peligrosa es la palabra? El auténtico peligro está en otro lugar. El verdadero peligro está en la criminalización de las ideas, en la demonización del pensamiento disidente y en el deseo de aniquilación del que piensa de otro modo. El peligro no es Federico, el peligro es Mister Zeta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y el peligro....,tb es de aquél que se deja convencer por el discurso simple, buenista y falto de coherencia y de conocimientos, de un hombre al que ser presidente del gobierno,por si había alguna duda, le ha quedado muy grande...Y no ha estado a la altura.
Lo justo es, si se castigó a Aznar por sufrir el mal de la Moncloa, por no estar encontacto con el pueblo, se castigue tb a ZP, por no estae en la realidad, porque no ha oído en ningún momento el clamor de la calle, sólo el de los vítores de los radicales que le aplauden...
No acepta críticas, hace chistes de la triste realidad, y lo que es peor sigue aferrado a su castillo de naipes, al que con un sólo soplo de aire fresco y real puede desmoronar(como de hecho ha pasado en materia económica, o terrorista),y al que sus cmpañeros de partido ayudan a mantenerse en el poder, obedeciendo a intereses partidistas, al onservadurismo del poder, y en detrimento del Bien de España... y de todos.
Habría que exigir responsabilidad no sólo al autor(ZP) sino a los que le apoyan en sus imaginarias y delirantes ideas(más concretamente a socialistas de bien , a personas cpon mínimode sentido común que es el menoos común de tods los sentidos)...
En fin,espero y deseo que todo se debiera al accidente del 11M...
Felcidades por el blog, Capitán Ahab, Lm.