
Lo que sí tiene claro Mister Zeta es que nos conviene tener buena suerte, tanto como a él le convenía la tensión. Cierto: tal y como están las cosas nos conviene mucho y, además, nos hace mucha falta. Nos hará falta suerte, primero, para dar la vuelta a unas encuestas que en su totalidad presentan al PSOE como seguro ganador de las elecciones del próximo domingo. No sería la primera vez que esto ocurre (la última fue en las elecciones autonómicas y locales del pasado mayo) y no es descartable que por enésima vez los petulantemente llamados institutos de opinión tengan que tragarse sus predicciones. Pero, siendo realistas, este es el recurso a la épica: sería como remontar un 5-0 en el partido de vuelta. Difícil, difícil. Pero el partido se juega el día 9 y hasta que no se cierran los colegios electorales no hay nada imposible. Buena suerte pues.
Pero si la demoscopia no yerra, entonces sí, entonces mejor nos encomendamos a la buena suerte porque la situación económica pinta mal y la política pintará aún peor. Mister Zeta es la más letal enfermedad que hemos padecido en España durante décadas. Cuatro años más sufriéndolo nos puede dejar listos para el socialismo bolivariano y, puestos en esta tesitura, toda la suerte será poca. Ahora bien, como ya dije otro día, nos mereceremos cuanto ocurra: lástima de las víctimas inocentes que queden por el camino. Encomendémonos a Zeta.
¿Motivos para creer?
1 comentario:
En realidad, tendríamos que encomendarnos a Dios, ¿por qué nos abandona en estos momentos de "desaceleración económica"?
Y cambiando de tema, si me lo permites, claro, lo mejor es el uso de las palabras en esto días de mítines y entrevistas en tv. No es crisis, es desacelaración. No es violencia, sin más, es violencia machista. No es trabajo, es trabajo para las mujeres.
Al final, siempres te doy la razón, que haya buene suerte para el domingo y, si no, al menos para los años venideros.
Y por su puesto, que Dios nos coja confesados.
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